Hace tiempo, escuché a una amiga decir, que, “El Amor aguza el ingenio” y estoy completamente de acuerdo con este pensamiento. Nos resulta más popular, escuchar decir, que “la necesidad aguza el ingenio”, lo cual, tampoco es contario, pero a mi parecer, por experiencia de la vida diaria, te vas dando cuenta de que si no pones amor en todas las circunstancias de tu vida (adversas, y no adversas) harás de tu vida una monótona rutina sin sentido, aunque tengas necesidades.
El amor, resulta ser el motor, capaz de dar la vuelta al mundo. Cito algunas palabras, de un maestro – sacerdote, que admiro mucho en cuanto, a este tema: “Sembré amor donde no lo había y coseché amor”, “Hay que ahogar el mal con abundancia de bien”, “El amor es creativo”. (San Josemaría).
En la oficina, en la fábrica, en la obras de construcción, en el cole, en la piscina, en el mercado, como amas de casa, en los paseos con la familia, o con las amigas, en todos los ambientes de la vida, resulta ser, un toque mágico que transforma todo lo que haces y dices, te hace ser más tolerante, comprensiva, mejor amiga, empleada responsable, afable, menos egoísta, bondadosa, serena, alegre, optimista. En la vida, ya tenemos bastante claro que el camino no es fácil, está lleno en muchas ocasiones de cardos, abrojos y espinos “para todos”, lee bien que repito, “para todos, sin excepción alguna”, la diferencia la marca, precisamente, la medida del amor que pongas en sobrellevarla día a día, ese amor que nos hace “ver” diferentes unos de otros, que te hace decir “Yo cargo esta cruz porque quiero” y no, “yo tengo que aguantar esta cruz porque me ha tocado”. “No es cuestión de aguantar es cuestión de amar”.
El amor es la energía, capaz de transformarlo todo, y primero, antes de darlo a los demás, tenemos el deber de buscarlo nosotros en su auténtica fuente y llenarnos de El: “Dios”. Luchar por buscar un trato más cercano con EL, a través, de la oración diaria personal y frecuentando los sacramentos, poco a poco, comenzará a llenarse el corazón, al punto de desbordarse en los que tenemos a nuestro alrededor, haciéndonos muy ingeniosas, a la hora de tratarlos y querer que también sean felices y participen de la alegría verdadera del AMOR con mayúsculas.
Un abrazo,
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