Definitivamente comprender, entender, ponerse en los zapatos del otro, es muy complicado pero aún más es tratar de quedar bien con todos. Hace poco, he estado de visita en el pediatra, para la revisión de los 4 años,- no está demás hacer notar que es triste y lamentable que en una población como Tomelloso, de casi 40 mil habitantes, sólo estén dos centros de salud y en uno de ellos esté ahora mismo trabajando tan solo una pediatra por la mañana, porque la otra está de reposo médico tras una operación-, la sala de espera de consulta estaba a tope, más de 18 niños y sus respectivas madres, más las que se incorporaban a lo largo de la mañana, es notorio que la crisis ya se deja ver por todos lados, pero no podemos estar quejándonos todo el tiempo, pienso que tendremos que aprender a convivir con ella y aprender de sus enseñanzas, una de ellas, aprender a ceder, a tolerar, en definitiva a ser "pacientes", en este caso no importa que mi cita haya sido para las 9,45 de la mañana si en la sala de espera hay niños con mucha fiebre, o con varicela esperando, además estando en el paro y sin tener que cumplir horario estricto en ningún otro sitio, entonces ¿por qué nos cuesta tanto ceder? ¿Por qué terminamos confundiendo siempre lo importante de lo urgente? ¿Por qué cuesta tanto hacer a un lado nuestro yo por el bien de otro, en ocasiones que realmente se puede hacer sin poner en riesgo ninguna situación? ¿Por qué tendemos siempre ha pensar que las cosas que yo hago son más importante que las que hacen los demás? Una vez, escuché a una vecina decir a otra que con esto de la crisis nos terminaremos comiendo unos a otros, y por qué no le damos la vuelta a esta "tortilla", porqué no decir con esto de la crisis tendremos que aprender a ser mas tolerantes, comprensivos y generosos los uno con los otros?. Dice una madre muy encarada: " Yo no cedo mi lugar porque tengo prisas, hoy es el día de limpiar todos los cristales". Y me dije para mi: y mañana será el día de limpieza de verano y pasado el de la plancha, y el otro el de la compra, y así un largo etc. ... Un día, una amiga mayor me comentó: con el paso de los años me he dado cuenta que la mayoría de las veces que me afanaba por tener mi casa impecable, era mas por vanidad que por ayudar a construir un hogar luminoso y alegre. Siempre quería tener todo a punto por si venía alguna visita, encontrara todo bien puesto y no pensara nada mal de mi, lo hacía por mera satisfacción personal y por guardar apariencias .... cuán equivocada estaba, en la vida hay cosas realmente importantes - continúa diciéndome- y con eso no quiero decir que hay que descuidar lo otro, se trata de no darle tanta importancia, menos mal que nunca es tarde para recomenzar.
“Conozco un planeta donde vive un señor muy colorado, que nunca ha olido una flor, ni ha mirado una estrella y que jamás ha querido a nadie. En toda su vida no ha hecho más que sumas. Y todo el día se lo pasa repitiendo como tú: ‘¡Yo soy un hombre serio, yo soy un hombre serio…!’ Al parecer esto le llena de orgullo. Pero eso no es un hombre, ¡es un hongo!”
“si al franquear una montaña en la dirección de una estrella, el viajero se deja absorber demasiado por los problemas de la escalada, se arriesga a olvidar cuál es la estrella que lo guía”.
Saint Exupéry
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