"No me confieso porque no creo en los curas"
Me comenta una amiga, ante mi sugerencia de acudir al sacramento de la confesión, ahora en cuaresma: “YO no creo en los Curas”.- “Como le voy a decir mis pecados a otro pecador como yo” además si yo no mato ni robo.
Yo estuve de acuerdo –parcialmente- y así se lo hice saber de inmediato: Yo tampoco creo en los curas, creo en la persona de Jesucristo que ellos proclaman y representan. Cuando acudo a ellos, no acudo a ellos como persona- aunque como tal también merecen respeto-, pero insisto, no veo la figura del hombre sino la de Jesucristo.
“… y tu Simón, ahora te llamarás Pedro que significa piedra y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella, a ti te daré las llaves del cielo. Todo lo que ates en la tierra será atado en el Cielo y lo que desates en la tierra será desatado en el Cielo” Mateo 16,18
También le comenté, que estaba de acuerdo en que los curas, son pecadores, le dije, “dudar de eso sería dudar de que ellos también son hombres de carne y hueso”.
De pequeña, escuché a mi maestra de religión decirnos estas cuatro cosas:
- “Los curas son como el cauce de un río, podrá estar lleno de palos, hojas, sedimentos, etc, pero el agua que pasa por allí siempre será limpia, la gracia que viaja por allí siempre llegará a su fin”
- Además Jesús se valió de Judas (un pecador), para consumir su obra redentora o no? Y de 12 hombres mortales con sus carencias y debilidades, para anunciar el evangelio a todo el mundo, o no?.
- ¿Por qué insistimos, en ver, solo lo malo que hacen los curas y no vemos también lo bueno?, ¿por qué destacan en los medios de comunicación una minoría de curas que están heridos por sus debilidades y no hacen mención de los miles de curas que dan su vida a diario por mucha gente, desgastándose en silencio, al servicio de los demás?.
- Y si algunos curas son pecadores también se debe en parte a mi y a ti. Por no interesarnos por ellos, con total sinceridad, por no colaborar con ellos, por no brindarles nuestro apoyo, por no ser constantes y generosas en nuestra oración diaria por ellos. A ellos se le juzgará al final de los tiempos por la correspondencia a su vocación y a nosotros también, entre otras cosas, por nuestra poca aportación en la misión de ellos.
Por otro lado, nosotros los hombres y mujeres, necesitamos hablar de lo que tenemos dentro, necesitamos muchas veces de alguien que nos escuche, nos dedique unos minutos de tiempo y atención, que nos dé un oportuno consejo, un aliento, un empujón de vez en cuando, o un tirón de orejas también, de cuando en vez, en fin, que nos espere con los brazos abiertos, nos escuche sin juzgarnos, nos motive a seguir adelante, nos oriente el camino perdido y sobre todo, nos libre del peso que se acumula con el tiempo en la conciencia por nuestras debilidades.
Muchas veces, -no siempre-, para conseguir todo esto, pagamos tratamientos carísimos a psicólogos o psiquiatras o buscamos amistades de verdad en quienes poder confiar, recibiendo en la gran mayoría de los casos grandes decepciones, tenemos olvidado que todo eso y más, no los puede proveer un hermano sacerdote, a través, del sacramento de la confesión. Créeme es un regalo que nos dejó Cristo para liberarnos de nuestras faltas y hacernos cada vez mejores personas, funciona muy bien, merece la pena el intentarlo, es una experiencia maravillosa, gratificante, relajante, es un volver, es un renacer, es como estrenar ropa guay, o salir de la pelu con nuevo look,…. te miento,…. es mucho mejor. Date la oportunidad de vivir y gozar de los frutos de este sacramento querida amiga.
Un abrazo del tamaño de la Mancha.
El mismo día en que resucitó entre los muertos, Jesús nos dejó el sacramento de la Confesión.
ResponderEliminar- En la tarde del domingo de resurrección, Jesús se apareció a sus apóstoles y les dijo:
¨ Como me envió mi Padre, así les envío yo. Reciban el Espíritu Santo, a quien les perdonen los pecados, les serán perdonados; y a los que nos se los perdonen, no les seràn perdonados ¨
- Como ves, Jesús mismo diò a los sacerdotes el ¨poder¨ para perdonar los pecados.
- Algunas personas de sectas dicen que no se necesita confesarse con el sacerdote, que sólo hay que pedir perdón a Dios directamente. No te dejes confundir, esto no es cierto. En este evangelio ( Jn 20,19-23) vemos muy claro que Cristo da a sus apóstoles ( los primeros sacerdotes ) el poder de perdonar los pecados y no dice que cada persona pida perdón a Dios directamente para que se le perdonen.
La confesión es el sacramento en el cual, por medio de la absolución del sacerdote, recibimos el perdón de nuestros pecados si nos confesamos arrepentidos.
ResponderEliminarLa sagrada Biblia dice: "Confesáos unos a otros vuestros pecados para que seais salvos".
Gracias por complementar el artículo.
ResponderEliminarno se quién eres y no me importa, pero este artículo mola.
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