Como la mayor parte de los profesores, ella miraba a sus alumnos les decía que a todos los quería por igual. Pero eso no era posible, porque ahí en la primera fila, desparramado sobre su asiento, estaba un niño llamado: Carlitos.
La Maestra Laura había observado a Carlitos desde el año anterior y había notado que él no jugaba muy bien con otros niños, su ropa estaba muy descuidada y constantemente necesitaba darse un buen baño.
Carlitos comenzaba a ser un tanto desagradable. Llegó el momento en que la Maestra Laura disfrutaba al marcar los trabajos de Carlitos con un plumón rojo haciendo una gran X y colocando un cero muy llamativo en
la parte superior de sus tareas.
En la escuela donde la Mestra Laura enseñaba, le era requerido revisar el historial de cada niño, ella dejó el expediente de Carlitos para el final.
Cuando ella revisó su expediente, se llevó una gran sorpresa. La Profesora de primer grado escribió: "Carlitos es un niño muy brillante con una sonrisa sin igual. Hace su trabajo de una manera limpia y tiene muy buenos modales... es un placer tenerlo cerca".
Su profesora de segundo grado escribió: "Carlitos es un excelente estudiante, se lleva muy bien con sus compañeros, pero se nota preocupado porque su madre tiene una enfermedad incurable y el ambiente en su casa debe ser muy difícil".
La profesora de tercer grado escribió: "Su madre ha muerto, ha sido muy duro para él. El trata de hacer su mejor esfuerzo, pero su padre no muestra mucho interés y el ambiente en su casa le afectará pronto si no se toman ciertas medidas".
Su profesora de cuarto grado escribió: "Carlitos se encuentra atrasado con respecto a sus compañeros y no muestra mucho interés en la escuela.
No tiene muchos amigos y en ocasiones duerme en clase".
Ahora la Maestra Laura se había dado cuenta del problema y estaba apenada con ella misma. Ella comenzó a sentirse peor cuando sus alumnos les llevaron sus regalos de Navidad, envueltos con preciosos moños y papel brillante, excepto Carlitos. Su regalo estaba mal envuelto con un papel amarillento que él había tomado de una bolsa de papel.
A la Mestra Laura le dio pánico abrir ese regalo en medio de los otros presentes. Algunos niños comenzaron a reír cuando ella encontró un viejo brazalete y un frasco de perfume con solo un cuarto de su contenido.
Ella detuvo las burlas de los niños al exclamar lo precioso que era el brazalete mientras se lo probaba y se colocaba un poco del perfume en su muñeca.
Carlitos se quedó ese día al final de la clase el tiempo suficiente para decir:
Maestra Laura, el día de hoy usted huele como solía oler mi mamá".
Después de que el niño se fue ella lloró por lo menos una hora..
Desde ese día, ella dejó de enseñarles a los niños aritmética, a leer y a escribir.
En lugar de eso, comenzó a educar a los niños. La Maestra Laura puso atención especial en Carlitos.
Conforme comenzó a trabajar con él, su cerebro comenzó a revivir. Mientras más lo apoyaba, él respondía más rápido.
Para el final del ciclo escolar, Carlitos se había convertido en uno de los niños más aplicados de la clase y a pesar de su mentira de que quería a todos sus alumnos por igual, Carlitos se convirtió en uno de los consentidos de la maestra.
Un año después, ella encontró una nota debajo de su puerta, era de Carlitos, diciéndole que ella había sido la mejor maestra que había tenido en toda su vida. Seis años después por las mismas fechas, recibió otra nota de Carlitos, ahora escribía diciéndole que había terminado la preparatoria siendo el tercero de su clase y ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida.
Cuatro años después, recibió otra carta que decía que a pesar de que en ocasiones las cosas fueron muy duras, se mantuvo en la escuela y pronto se graduaría con los más altos honores. Él le reiteró ala Maestra Laura que seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida y su favorita.
Cuatro años después recibió otra carta. En esta ocasión le explicaba que después de que concluyó su carrera, decidió viajar un poco. La carta le explicaba que ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido y su favorita, pero ahora su nombre se había alargado un poco, la carta estaba firmada por El Doctor Carlos se habí
La historia no termina aquí, existe una carta más que leer, el Doctor Carlos ahora decía que había conocido a una chica con la cual iba a casarse.
Explicaba que su padre había muerto hacía un par de años y le preguntaba a la Maestra Laura si le gustaría ocupar en su boda el lugar que usualmente es reservado para la madre del novio, por supuesto la Maestra acepto y adivinen...
Ella llega usando el viejo brazalete y se aseguró de usar el perfume que Carlitos recordaba que usó su madre la última Navidad que pasaron juntos. Se dieron un gran abrazo y el Dr. Carlos le susurró al oído, "Gracias Maestra Laura por creer en mí. Muchas gracias por hacerme sentir importante y mostrarme que yo puedo hacer la diferencia"
Hola Mariale que boniot! me ha encantado es la historia mas tierna y acogedora que he oido en estos ultimos años
ResponderEliminarGracias Mari Carmen, a mi me paso lo mismo cuando yo la lei en el libro sopa de pollo para el alma, me encantó y quise compartirla con todos.
ResponderEliminarHola, Mariale te he copiado, fichas para niños lo he visto y me ha gustado mucho un saludo
ResponderEliminarCopia todo lo que quieras que para eso lo publico para que haga bien.
ResponderEliminarUn abrazo Toñi.