
Cada vez un ganso sale de la formación siente la inmediata resistencia del aire, se da cuenta de la dificultad de hacerlo solo y rápidamente regresa a su formación.
Pero el sorprendente aprendizaje de estos pájaros no acaba aquí, cuando el que va delante de la banda se cansa, se pasa a uno de los puestos de atrás, y otro ganso toma su sitio. Los que van detrás graznan para alentar a los que van adelante a mantener la velocidad. Y finalmente cuando un ganso se enferma o cae herido por un disparo, otros dos gansos, salen de la organización y lo acompañan hasta que se ponga bueno o hasta que muere, y solo entonces, los dos pájaros acompañantes, vuelven a su bandada o se unen a otro grupo.
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¡Cuánto tenemos que aprender nosotros, de estos animales, sobretodo hoy, que se habla tanto de productividad y competitividad, y se olvida la solidaridad! No se si por temor, o por malas experiencias, o mero egoísmo, o por la actual tendencia individualista, terminamos obrando solos, nos aislamos y nos perdemos de los beneficios que conlleva el trabajo en equipo. ¿tu que opinas?
un abrazo,
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