La cultura del esfuerzo
Por vivir en una cultura del éxito, con devoción hacia los que triunfan, conviene aclarar que la fuerza de voluntad no solo es necesaria para el común de los mortales, sino también para los que triunfan, incluso para los genios.
Demóstenes, el más brillante de los oradores griegos, fue un niño huérfano y tartamudo, con dislalia y muy poca voz. Beethoven compuso la Quinta Sinfonía casi sordo. Mozart compuso su Requiem en el lecho de la muerte, afligido por grandes dolores. Dante escribió la Divina comedia en el destierro y la pobreza, a lo largo de treinta años. La mejor novela del mundo fue escrita por un hombre manco, que supo sobreponerse a la pobreza y a la cárcel, a las humillaciones y a la infamia. Los ejemplos de este estilo son innumerables, y ponen de manifiesto que el mundo avanza a remolque de la gente que persevera en su empeño.
Lee el artículo completo no tiene desperdicio.
Fuente: www.aceprensa.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.